Este es un post de invitada escrito por Tania, autora del blog Revolucionat
Tania es una mujer luchadora, fuerte y atrevida que se ha reinventado en su vida tantas veces como ha hecho falta, ya no sólo personalmente sino a nivel profesional.
A continuación podrás leer su historia, una historia llena de coraje donde tuvo que superar todos los obstáculos que la vida le pusiera delante para estar hoy aquí, contándonos los vestigios de su pasado y mostrándonos los cambios que se han producido en su nueva vida.
Apuesto lo que sea a que Tania te inspirará. Mientras yo leía su historia me quedé literalmente abducida por lo que contaba y tan sólo quería saber cuál sería el desenlace de esa historia tan llena de dolor y bendiciones al mismo tiempo.
Pero sobretodo, quédate con el mensaje principal: huir de tus problemas no te va a servir de nada. Si aprendes la lección de vida que se esconde detrás, aprenderás tanto como ella ha hecho. ¡Y bien merece la pena!
¿Te animas a leer la apasionante historia de Tania?
¡Sigue leyendo! 😉
_____________________________________________________________
En vez de afrontar los problemas, cualquier persona a la que le preguntes, ha pensado en huir en algún momento de ellos. Cuando algo no te gusta o no le ves solución a algún problema, lo primero que se te pasa por la cabeza es mandarlo todo a la mierda.
Hay quien lo hace, quien da portazo y “pega la vuelta”, como decía Pimpinela. Pero hay muchas otras personas que se aguantan, se resignan y siguen hundiéndose en su pozo de la frustración.
Ninguna de las dos opciones implica afrontar los problemas.
Al contrario, en los dos casos estamos hablando del camino fácil.
Dar el portazo es hacer las cosas por las malas, sin tener en cuenta lo que puedas arrastrar por el camino. Ya sea un acto de egoísmo o de inconsciencia, no suele ser una buena solución.
Resignarte y aceptar que tendrás una vida mediocre para el resto de tus días, te ancla a tus problemas y deja que estos te corroan.
Pero esas dos opciones no son las únicas medidas que puedes tomar para solucionar lo que no te gusta de tu vida.
Hay otros caminos. Caminos enriquecedores, de crecimiento y evolución, de expansión de la conciencia y de encuentro con tu propia esencia. Caminos de amor que te acercan a la vida que deseas.
¿Te los cuento?
¿Quién soy y qué estoy haciendo aquí?
Mi nombre es Tania y yo era de las que pegaba portazo y a otra cosa mariposa. Y así, me iba perdiendo a mi misma y caía una y otra vez en los mismos errores.
Para mí, afrontar los problemas era intentar que los demás los solucionasen: “tú estás provocando que YO me sienta así. Tú tienes la obligación de hacer lo que sea para que YO me sienta mejor”.
Si eso no era posible, me enfadaba, criticaba, pataleaba y dejaba que la rabia se hiciese hueco dentro de mí.
Seguro que he huido muchas más veces de las que recuerdo. Por las malas, empeorando la situación todavía más.
Y no quiero que a ti te pase lo mismo.
Porque al final aprendí y poco a poco fui haciéndolo mejor.
Y para eso he venido. Para explicarte cuál fue mi gran huida, lo que aprendí de ella y cómo conseguí no volver a repetir patrones de conducta que no me ayudaban.
¿Correr para escapar o viajar para crecer?
Los animalitos, he aquí el ser humano, cuando nos vemos amenazados ante algún peligro, salimos corriendo por puro instinto.
Te pongo un ejemplo: una amiga te ha hecho una faena y estás muy enfadada.
De repente, vas caminando por la calle y percibes a tu amiga no muy lejos. Casi sin pensar, te cambias de acera y te diriges en dirección contraria, para no tener que encontrarte con ella.
Poco a poco, irás dejando de llamarla, ya no te apetece su presencia. Te guardas el rencor y te alejas, llevándote el problema contigo y dejando que te haga herida.
Pero también puede pasar que en una explosión de ego, te dé por acercarte a ella y decirle cuatro cositas a la cara, de la mejor manera que sabes, que no suele ser muy buena. Después, media vuelta y arreglado.
¿Esa es la mejor manera que conoces de afrontar los problemas?
Correr en sentido opuesto a tu problema o echar fuera toda tu mierda para salir corriendo después, no te llevan por buen camino.
Hacemos lo mismo cuando planeamos una huida en forma de viaje, por no tener que encontrarnos con el problema de frente.
Quizá a la vuelta todo se haya solucionado, ¿no?
Pero desgraciadamente no va a ser así, y lo sabes.
Viajar para escapar de tus problemas es una cosa, y viajar con la intención de crecer como persona y evolucionar, es otra cosa bien distinta.
Qué pasa cuando corres para escapar de tus problemas
Cuando tomas el camino fácil, el de salir corriendo, no sólo no se soluciona el problema sino que se agrava.
En el terreno sentimental te va fatal, tu trabajo cada día te gusta menos, tus padres no te dejan vivir, tus amigos son un verdadero incordio y ya no aguantas más.
Así que por fin te has decidido a dejar todo atrás e irte de viaje. Te vas a coger un año sabático, de los buenos. Y que les den mucho por saco a todos.
Tomar la decisión no ha sido tan sencillo como pensabas, tendrás que renunciar a muchas cosas. Sin embargo, te resulta mucho menos complicado pirarte que afrontar los problemas cara a cara. Pasas de líos.
¿Sabes dónde van a estar tus problemas cuando vuelvas? Exactamente en el mismo sitio donde los dejaste.
No en el mismo sitio físico sino en el mismo sitio de origen: dentro de ti.
Pero no sólo te vas a llevar tus problemas de viaje, sino que en el viaje te van a engordar. Que en Tailandia se come muy bien. La bola cada vez se irá haciendo más grande y te estallará en las manos.
Da igual si te vas para dos años, para 20 o si ni siquiera piensas volver. Todo conflicto no resuelto, seguirá siendo un conflicto no resuelto y te acompañará hasta que decidas plantarle cara.
Claro clarinete.
Mi gran huida
Tengo que reconocer que yo también me he sentido como tal vez te has sentido tú en algunas ocasiones. He querido coger el camino fácil pensando que alejarme de los conflictos era suficiente para resolverlos.
Pues va a ser que no.
Te cuento…
A los 16 años empecé la relación sentimental más larga que he tenido hasta ahora. Como casi todas las relaciones que nacen tan pronto, estuvo llena de altibajos.
Nos queríamos mucho, pero mal.
Una de las tantas crisis que tuvimos, coincidió también con el inicio de un trastorno alimenticio que me ha acompañado muchos años después.
Yo no me quería y sentía que los demás tampoco.
No sé si dejé de quererme porque no me sentía querida por los demás, o si al no sentirme querida por los demás dejé de quererme.
En cualquier caso, la bulimia se apoderó de mi vida y me arrastro con ella.
Como me gustaba aparentar que era una mujer correcta, fuerte, autosuficiente, segura de sí misma, no supe reconocer a tiempo que tenía un problema.
Durante más de un año y medio, me lo tragué solita, haciendo que aquello creciese a pasos agigantados.
Mi novio no se daba cuenta de nada, mis padres no se daban cuenta de nada, mis amigas no se daban cuenta de nada. Conclusión: como nadie me quería no se molestaban en mirar lo que estaba pasando.
En un momento de furia, fui capaz de reconocer mi problema y pedir ayuda. Pero tampoco encontré el apoyo que buscaba.
Mis grandes máscaras no permitían que la gente viese mucho más allá. “Tania es fuerte, ella puede sola”. Pero no, no podía.
Empezaba a sentirme muy insatisfecha con mi vida. Sentía que mi familia no me entendía, mi pareja no me entendía, nadie me entendía…estaba sola, como siempre.
Y mi mundo se empezó a desmoronar.
En lugar de mirar para adentro, empecé a buscar culpables y a cortar cabezas. La primera cabeza que rodó fue la de mi pareja, claro estaba.
No sabía cómo afrontar los problemas, de dónde venían, cómo podía solucionarlos. No entendía nada, no me entendía a mi misma, no entendía porqué los demás reaccionaban así.
Así que como no había amor dentro, ni lo encontraba en las personas más cercanas, empecé a buscarlo por otro sitio y enseguida encontré otra pareja.
Una pareja maravillosa que me ayudaba y me apoyaba en todo. Una persona que anteponía mis necesidades a las suyas. Un hombre que conseguía que, estando con él, todo lo demás dejase de importar.
Pero cuando no estaba con él, mis problemas seguían allí.
Soportar la ruptura con mi novio de toda la vida, hacer terapia para superar la bulimia, ir a trabajar como si no pasase nada, fingir que no era para tanto…eran cargas que no podía soportar.
¿Qué hice? Empezar a pensar en cómo salir del bucle.
A pesar de que mi nueva relación iba muy bien, ya no estaba dispuesta a hacer más concesiones por nadie. Ahora lo único que me preocupaba era yo misma. Pero no en el buen sentido.
Era un “sálvese quien pueda”, y quien no pueda que se ahogue.
Así que planeé un cambio de vida radical, en forma de viaje.
El problema principal con el que me encontré es que ni la psicóloga ni la psiquiatra estaban dispuestas a dejarme marchar hasta que no tuviese el alta.
Pensaron que habían logrado convencerme de que el único camino para irme era curarme primero. Pero mi objetivo no era curarme. Mi objetivo era largarme cuanto antes, y haría lo que fuese para conseguirlo.
Me porté tan bien, reaccioné tan divinamente a la terapia y se me veía tan feliz, que a los pocos meses conseguí el alta, bajo supervisión. Prometí que si recaía, volvería a la terapia sin pensármelo.
Realmente creía que largándome se solucionarían todos mis problemas. Que al estar lejos de mis fantasmas conseguiría encontrarme mejor y poco a poco iría viendo la luz. Aún no sabía que esos fantasmas también tenían billete, sólo de ida.
Pero conseguí marcharme. Mi idea era asentarme en Londres y rezar para que llegase el momento en que mi nueva pareja se reuniese allí conmigo para empezar una nueva vida.
Todo me salió tan mal y me seguía sintiendo tan sola, que me pasaba los días con mi enfermedad, mano a mano. Lo más interesante que hacía cada día era inflarme a comer y…ya te imaginas lo de después.
Al mismo tiempo, sentía que mi pareja se estaba alejando poco a poco. La distancia empezó a afectarnos demasiado pronto. Y a su vez, las heridas de mi relación pasada seguían doliendo mucho.
No sólo no encontré trabajo en Londres y la bulimia se agravó bastante, sino que mi novio se tomó la molestia de venir a verme, para dejarme en persona.
Mi madre, sabia, santa y adivina, intuyó muy pronto que algo no iba bien y decidimos que no tenía sentido estar allí.
Después de dejar atrás a mi pareja de toda la vida, un trabajo maravilloso y una nueva relación que parecía que funcionaba, me había tenido que volver a los dos meses, con el rabo entre las piernas.
No me dolía el ego, me puse una gran coraza para que no me afectase lo que dijese la gente, lo que dolía es que todos los problemas estaban mucho peor de lo que los había dejado.
A la vuelta:
– Tuve que volver a terapia, la bulimia había entrado en una fase preocupante.
– Tuve que afrontar que mi nueva pareja ya tenía otra nueva pareja.
– Tuve que seguir lidiando con la ruptura con mi novio de toda la vida, que aún seguía en mi piso cuando volví.
Un claro ejemplo de que los problemas no se marchan: o se van contigo o te esperan.
Estaba totalmente perdida. No sabía a quién quería, qué quería, ni cómo lo quería. No tenía ni idea de quién era y cuáles tenían que ser los siguientes pasos.
El primer impulso fue intentar reconstruir mi vida anterior, pero eso ya no era posible.
Estaba en un pozo profundo.
Aprender de los errores
Asumir errores no era una cosa que se me diese del todo bien. Yo nunca me equivocaba. Pero esta vez mis meteduras de patas se hicieron demasiado evidentes. No podía seguir tapándolas.
Después aprendí que los errores no existen, que sólo son lecciones para que aprendamos algo que necesitamos, para seguir avanzando en el camino.
Que hay muchas herramientas a nuestro alcance que nos permiten aprender a afrontar los problemas.
Pero no te creas que fue fácil. Veía muchos culpables a mi alrededor: mi novio de toda la vida que no me había cuidado lo suficiente, mi novio de después que se había ido con otra, mi familia que no me apoyaba como yo creía que me tenía que apoyar (a excepción de mi madre), etc.
Así que no me quedó más remedio que empezar a curar heridas. No podía ser malo todo el mundo. ¿Y si el problema estaba en mi?
Aunque estuve un tiempo muy perdida, ya había empezado a buscar respuestas. Cuando tienes tanto dolor, ya has intentado escapar de él, y no lo has conseguido, tienes que buscar otros caminos.
Y poco a poco los fui encontrando y empecé a levantar cabeza. La terapia, el trabajo, los amigos y mi madre, fueron las piezas fundamentales de mi resurgimiento.
Pero tuve que luchar mucho, trabajar muy duro para encontrarme a mi misma y dejar pasar el tiempo para que las heridas que yo me había provocado empezasen a cicatrizar.
Qué pasa cuando viajas para crecer
Cuando viajas para crecer todo es muy diferente.
Yo que soy una persona de seguir mucho las señales, si hecho la vista atrás, todo me decía que ese camino me traería más dolor que otra cosa. Pero como tengo la cabeza dura como una piedra, me empeñé en estrellarme contra la pared.
Cuando viajas para crecer, porque quieres evolucionar, porque te apetece experimentar cosas nuevas, vivir más intensamente o tomarte un año sabático para recargar pilas, los astros se alinean para que consigas tu objetivo.
Cuando viajas para crecer, cuando ya has afrontado tus problemas, el viaje es tan enriquecedor que, a la vuelta, todo está mejor de lo que lo dejaste.
Si tú evolucionas, lo que te rodea evoluciona también.
Mi gran “no huida”
Gracias a la terapia, aprendí a responsabilizarme de mi vida y dejar de buscar culpables. Me convertí en una persona más resiliente, que aunque suene a palabrota es un término que se está poniendo muy de moda. Sabiendo que el poder estaba en mí, me sentía capaz de afrontar los problemas desde la resiliencia, por complicados que pareciesen.
Empecé a recuperarme y volví a encontrar el amor. Aunque tenía un trabajo que me llenaba y una vida que me gustaba bastante, lo dejé todo para apostar por la relación.
Voluntariamente enamorada, me mudé a otra comunidad a empezar mi vida con él y poco después de los tres años, me abandonó. La relación se acabó de mala manera y lo único que yo tenía allí era mi trabajo.
Mi familia y amigos empezaron a insistirme para que me marchase de allí. Estaban convencidos de que después de eso intentaría recuperar mi antigua vida, otra vez.
Por suerte, había aprendido mucho en todo ese tiempo.
No quería volver a buscar culpables, quería solucionar los conflictos internos que habían provocado la situación en la que me encontraba.
De nuevo, lo más fácil habría sido coger el petate y largarme a dar vueltas por el mundo. O bien, volver a Madrid y hacer como que nada había pasado.
Pero yo ya no era la misma persona que se había marchado a Londres para escapar. Ahora era una persona que aprovechaba los batacazos para crecer.
Así que decidí mirar al problema de frente y solucionarlo, antes de tomar ninguna decisión sobre mi futuro.
Me quedé en esa ciudad donde todo lo que tenía estaba relacionado con él, e intenté rehacerme apoyándome en mi trabajo y en todas las personas que me tendieron su mano.
No estaba dispuesta a volver a salir corriendo hasta que no aprendiese las lecciones que la vida estaba poniendo delante de mí. Tenía que salir reforzada de aquello. Tenía que conseguir que tanto sufrimiento fuese para bien.
Quería que todo lo que me estaba haciendo daño me ayudase a convertirme en una persona mejor: más capacitada para afrontar los problemas, con más herramientas para solucionarlos si se volvían a presentar.
Mi “año” sabático
Poco a poco, fui curando las heridas. Encontré respuestas a mis problemas a través de diferentes terapias. Luché muy duro para volver a conectar conmigo misma y aprender las nuevas lecciones.
Sabía quién era, lo que quería y qué tenía que hacer para conseguirlo. Era el momento de cerrar aquella etapa.
Me sentía fuerte, preparada. Había aprendido a tomar las riendas de mi vida y ahora, en frío, tocaba hacer cambios.
Ya sí, quería hacer un gran viaje. Cerrar una etapa antigua y dar bienvenida a una nueva etapa. Planear el cambio de vida con el que soñaba desde hacía tiempo.
Sin precipitarme, pensando bien en cómo lo iba a hacer, planeé mi tiempo sabático.
No quería un tiempo sabático para no hacer nada, quería un tiempo sabático para encontrar nuevas oportunidades, acceder a nuevas experiencias, enriquecer mi vida y seguir creciendo.
Tenía unas ganas inmensas de evolucionar y el universo me lo fue poniendo todo en bandeja.
Traspasé el maravilloso negocio que tenía, lo dejé todo bien atado y me lancé a la aventura. Me apetecía escribir, contarle al mundo que había muchas formas de vivir y que los miedos son compañeros de viaje, no algo que nos frena para conseguir la felicidad.
Y fue cuando decidí hacer todos estos cambios, cuando me encontré con Cintia.
Las similitudes en las que cosas que contaba, me hacían emocionarme con sus relatos. Entendí que la vida me estaba poniendo delante un propósito más grande que el simple hecho de visitar nuevos países.
Saber que era posible, que había gente como ella que lo estaba consiguiendo, que somos las dueñas de nuestro destino, me dio una fuerza tremenda.
Y con las mismas, llevo ya 4 meses recorriendo Asia, contándole al mundo todo lo que he aprendido y mi forma de ver la vida.
Lo que dejé atrás, está mucho mejor que cuando me marché y si miro hacia delante, sólo veo luz.
Cómo saber si estás huyendo
No es fácil.
Si estás acostumbrada a vivir por inercia, sin hacerte demasiadas preguntas, te costará mucho ver la diferencia entre huir o afrontar los problemas.
Lo único que te puedo decir es que dentro de ti están todas las respuestas.
Cada vez que escribo esta frase, pienso: “menudo consejo de mierda”, pero es la forma en la que yo conseguí entender mis huidas.
Tienes que mirar hacia dentro. Intentar darte cuenta de si estás tomando la decisión en caliente o si realmente es lo mejor que puedes hacer.
Tienes que escucharte y pensar en el objetivo de tu viaje: ¿qué es lo que te mueve a marcharte?
Si los problemas es lo que te mueve a dejarlo todo, estás huyendo amiga.
Mis 5 consejos para afrontar los problemas
Es cierto que ni todas las personas somos iguales, ni todos los consejos se pueden tomar de la misma manera. Estos son los míos. Los consejos que yo uso conmigo misma y que me han dado muy buenos resultados. Espero que te puedan servir a ti también.
Consejo 1: La responsable de tu vida eres tú y tienes que asumirlo
Si no, te estarás condenando a tropezar mil veces en el mismo pedrusco. Ya es hora de dejar que la responsabilidad recaiga sobre los demás. Es hora de que te hagas cargo de tu vida, con todas las consecuencias. Pase lo que pase, la única condena será el aprendizaje.
Consejo 2: Busca dentro lo que estás buscando fuera
Deja de buscar fuera lo que está dentro de tí. El diamante vive en tu interior, y mientras sigas emperrada en buscarlo fuera tan sólo vas a seguir acumulando más dolor y frustración.
Nadie puede darte lo que tú no te puedes proporcionar a ti misma.
Consejo 3: Cultiva tu autoestima
Cuando seas capaz de aceptarte tal y como eres, podrás afrontar tus problemas desde otra perspectiva. Sin castigarte, sin hacerte más daño del necesario.
Tu amor propio es la base de tu felicidad. Es realmente importante que aprendas a cuidarte, conocerte y aceptarte. ¡Porque eres única y especial!
Consejo 4: Pide ayuda
Deja de creerte indestructible y acepta que no siempre podrás hacerlo todo por ti misma. Acepta que es muy sano pedir ayuda, que de esa manera tus problemas serán más llevaderos.
No se trata de pedir consejos para que otras personas te digan lo que tienes que hacer, se trata de apoyarte en cualquier cosa que te ayude a salir adelante, de una forma sana.
Consejo 5: Busca siempre el lado positivo de la situación
Hasta las situaciones más duras y más dolorosas tienen algo bueno que enseñarte. No te quedes nunca con lo malo. Busca qué es lo positivo que puedes sacar de lo que te está pasando. Siempre encontrarás algo bueno en cada tropiezo. Y cuando digo siempre, es siempre. Sólo tienes que pararte y buscarlo.
Conclusiones
Nadie nace sabiendo cómo afrontar los problemas. Es algo que vas aprendiendo con el paso del tiempo. Los problemas llegan a tu vida para ayudarte a aprender algo. Si los ignoras, no conseguirás resultados positivos nunca. Si los afrontas, irás creciendo como persona mucho más de lo que puedas llegar a imaginar.
Cuando estás en lo más profundo del pozo, cuesta mucho trabajo ver las cosas de esta manera. Por eso quería contarte mi caso, para que vieses que es posible.
Viajar puede ser una de las cosas más enriquecedoras del mundo. Viajando se aprende tanto…se abre tanto la mente…te cambia tanto la perspectiva de las cosas…
Un viaje cuando toca, te responde todas tus preguntas y te cambia la vida por completo. Pero si viajas para huir, estás condenada a volver a sufrir los mismos problemas de los que estás intentando alejarte.
Si estás pensando en un período sabático porque quieres escapar de algo, intenta solucionarlo primero.
Trabaja antes de empezar el viaje, para que tu viaje sea una etapa de renacimiento, de paz, de plenitud. Enfréntate a los problemas de los que quieres huir y cuando estés más tranquila ya puedes empezar a planear ese viaje que tanta falta te hace.
Viajar es tan importante, que una vez soluciones tus problemas, vas a seguir queriendo hacerlo. Creo que es algo que todo el mundo debería hacer alguna vez en su vida: cogerse un período sabático para experimentar cosas nuevas.
No aplaces ese viaje que deseas más de lo necesario. Sólo asegúrate de que cuando lo hagas es porque quieres hacerlo, por el gusto de viajar y crecer como persona. Asegúrate de que los problemas no se van a ir contigo.
Y entonces, y sólo entonces, vivirás una de las mejores experiencias de tu vida.
Huir o evolucionar, tú eliges.
Esta es mi historia, y ahora, ¡me encantaría conocer tu opinión y tu experiencia!
Cuéntame…
¿Has tenido que huir alguna vez? ¿Cómo acabó aquello?
¿Estás planeando tu tiempo sabático y no sabes cómo enfocarlo?
¿Eres de las que corren para atrás o de las que afrontan los problemas?
¿Ya estás disfrutando tu tiempo sabático y te apetece contarme todo lo que estás aprendiendo?
¡MUCHAS GRACIAS POR COMPARTIR CONMIGO UN PEDACITO DE TU VIDA!
Hola chicas,
Me ha encantado leer este post y sentirme menos «culpable».
Yo siempre fui de las que salía corriendo de toda situación «no agradable» para mí. Siempre le eché la culpa de todo lo que no me hacía feliz a situaciones externas, o a personas.
En los últimos años he dado muchas vueltas. He viajado todo lo que he podido, me he perdido mucho, soy inmigrante en Australia y aún no sé si estoy donde quiero estar. Y justo hoy pensaba en ello… Ya no quedan países más lejanos que éste a los que huir… Jajaj
Creo que lo que nos provoca este sentimiento constante de huida tenga que ver con el sistema anti-natura en el que vivimos. Perseguimos éxito, dinero, cosas materiales. Y estamos cada vez más desconectadas de lo que somos en esencia.
Sin duda aquello que buscamos está dentro de nosotras. La felicidad plena está muy cerca de la serenidad del alma y del dar de manera genuina, y las huidas -con sus correspondientes tormentas mentales- no favorecen este estado de calma.
No obstante, viajar y pasar una buena temporada en un lugar ajeno, fuera de la zona de confort, nos planta de cara frente a todos nuestros miedos, frente a nuestras inseguridades… por lo que el crecimiento, en todos sus aspectos, está garantizado.
¡Un abrazo muy fuerte, lindas!
Ana
Muchas gracias Ana!
Desde luego si estás buscando un lugar más lejano para escapar, lo tiene complicado, jejeje.
Estoy totalmente de acuerdo contigo. Estamos tan desconectadas de nosotras mismas que buscamos y buscamos, sin darnos cuenta de que ya tenemos todas las respuestas.
Suerte que nos vamos dando cuenta y haciendo pequeños cambios, con los que vamos consiguiendo grandes cosas.
Viajar siempre te ayuda a tomar perspectiva, pero mejor hacerlo sin huidas, no? De todas formas, como me gusta mucho decir:
«Hagas lo que hagas, estás condenada a aprender».
Así que aprendamos…
UN ABRAZO ENORME
Hola Tania,
mil gracias por compartir tu preciosa historia con nosotros y ser valiente para contarla.
Muchas personas entierran sus «miserias» porque no aprenden de ellas.
Tu has sido un ejemplo de superación.
Fíjate que yo más que huir físicamente, antes me enfrentaba a mis problemas con el «efecto rebote», es decir, echarle la culpa a los demás.
Un año realicé un viaje, pero no fue un viaje físico, sino mental, que puso mi mundo al revés y me curé una enfermedad y heridas que son difíciles de sanar, las del alma.
Un beso fuerte y corro a visitar tu casa.
P.D. Cuando le das a Revolucionat en el enlace de tu bio, al final del artículo el enlace no va.
Hola Sefora!
Encantadísima de saludarte!
Es cierto, muchas personas entierran sus «miserias» para que nadie las vea y para no verlas ellas mismas. Como si el hecho de obviarlas las hiciera menos reales.
Yo también lo hice durante mucho tiempo. Qué maravilloso es cuando te das cuenta y empiezas a actuar de otra manera.
Da igual si tu viaje fue físico o mental, es tu viaje, el tuyo propio, el que a ti te ha ayudado a crecer. Ser capaces de aprender y seguir caminando no es fácil, sobre todo si, como en tu caso, además arrastramos enfermedades y grandes cicatrices.
Pero se puede, tú ya lo sabes, nosotras lo sabemos y eso nos da cierta confianza en que, sea como sea, se sale del pozo si te lo propones de verdad.
Solucionado lo del enlace!
Muchas gracias por tus palabras y por avisarnos del problemilla técnico!
UN GRAN ABRAZO
Hola Hola Tania
Hace muchos meses que no pasaba por el blog de Cintia siempre me ha sido grato leerla
La razón es que me tomo tiempo para desintoxicarme de la tecnología me desconecto del mundo y me concentro en vivir realmente mi vida además mis neuronas y mis ojos me lo agradecen jeje.
Ahora estoy aquí nuevamente embellecida leyendo lo que comparte.
Te diré lo mismo que le dije a ella pues es evidente que perteneces al club de almas libre
Se necesita un par de ovarios bien puestos como los tuyos para quitarte las máscaras y compartir algo de tu vida personal.
Pocas personas o casi nadie se atreve hacerlo la mayoría camina por el mundo portando múltiples mascaras para cada ocasión incluso yo también lo llegue hacer como si fuésemos almas en pena arrastrando cadenas que nosotros mismos nos condenamos a cargar.
Me gustó mucho la manera en que detallas como saliste del atolladero en el que estabas sumergida y que bueno que hagas hincapié de que el ser honesto(a) consigo mismo es lo que te ayudara a sanar las fracturas emocionales, también pienso a si puesto que también al igual que tu tuve que aceptar ayuda psicológica y de otras terapias alternas, y fue en una de ellas donde me dijeron que el 99.9 % de honestidad no me serviría de nada tenía que ser 100% honesta con migo misma y que razón tenían, pues a nadie engañamos y hacemos daño más que a nosotros mismos siendo deshonestos.
También este párrafo que escribiste en especial me llamo la atención.
No se trata de pedir consejos para que otras personas te digan lo que tienes que hacer, se trata de apoyarte en cualquier cosa que te ayude a salir adelante, de una forma sana.
Estas palabras están llenas de verdad y sensatez más tristemente hay muchas personas que están acostumbradas a que les solucionen la vida y les digan que tienen que hacer, y se oye un lamento por varias partes del mundo diciendo esto: ¿Dime que hacer para solucionar mi vida? ¿Cómo reacciono? ¿Qué digo, que compro, a donde voy? Y a si van por la vida caminando sin sentido y evadiendo sus problemas y gastando su dinero en cuantas pendejadas les ofrezcan para solucionar sus traumas y problemas, obviamente dijeras tu nada de esto les va servir si no sanan primero su interior.
Mil gracias Tania por compartir sabiduría valió la pena cada instante de mi tiempo en leer esto.
Sigue volando en la dirección que tu elegiste volar.
Te mando un abrazo desde un hermoso rincón de México.
Regina
Hola Regina!
Preciosos tu comentario y tu aportación!
Aún lucho con mis máscaras, porque a veces me parecen tan bonitas y necesarias…Pero cuando consigo deshacerme de ellas lo que siento es paz y libertad. Así que aquí estoy, intentando quitármelas todas para empezar a ser…simplemente empezar a ser…
Siempre me ha gustado mucho decirle a la gente lo que tiene que hacer, y poco que hagan lo mismo conmigo. En esta nueva etapa intento limitarme a exponer todo lo que he aprendido para que quien crea que puede servirle lo coja.
Y seguiré creciendo, y lo seguiré contando, y me expondré a las críticas más feroces y a los amores más puros. Porque así se aprende y así se evoluciona.
Este es probablemente uno de los artículos más auténticos que he escrito en mi vida, y me hace muy feliz saber que así lo has percibido Regina.
Gracias a ti por ser tan honesta y sincera.
Mucha luz para tu camino.
Un abrazo grande
Gran historia! Está estupendo hablar de las diferencias entre viajar y escapar, ya que a menudo se utiliza como excusa, donde a veces uno mismo no se da cuenta de que escapa por el atractivo del viaje. Con estos puntos que comentas sí se puede tener mucho más claro. Gracias por compartir!
Hola Yaiza!
La diferencia es grande, y no supe ver que la primera vez huía hasta que hice el segundo gran viaje por gusto, estando todo bien.
Muchas personas piensan que irse de viaje sin más será la solución a sus problemas, pero si los problemas los llevas dentro (y normalmente es así) el viaje sobre todo servirá para reavivar la llama y darte en las narices con ellos.
Que también puede ser bueno, por cierto. Si el viaje te sirve para darte tus narices con tus problemas y «obligarte» a reaccionar, ya habrá servido para algo.
Pero mejor arreglarlo todo antes de planear un gran viaje para poder disfrutarlo al máximo.
Un abrazo
hola tengo una hija de 16 años y he leido tu historia y se la he recomendado a que la lea ahorita esta pasando por una situacion dificil y lo que quiere es irse lejos,espero que esta historia la ayude y le sirva de ayuda en estos momentos dificiles
Hola Alejandra!
Pues espero que le sirva mucho. Estoy al otro lado por si necesitas lo que sea.
Son edades muy difíciles, cuesta mucho darse cuenta de las cosas.
Cuando yo me fui a Londres tenía 23 años, imagínate ella con 16…tendrá que estar hecha un auténtico lío.
Ojalá sea capaz de darse cuenta de que huir no suele servir de mucho.
Ánimo Alejandra, que tú tampoco tienes que estar pasándolo bien.
Un abrazo enorme
Hola! Gracias por este blog, que nos hace ver que es normal querer escapar. A mí me pasa eso, porque no encuentro lo que quiero y siento que me haría feliz. Desde hace mucho sueño despierta con algo que, probé, pero cuando vi que no me cogían en los castings o concursos para cantante, sentí que no sería para mí. Y aun así, cantar me apasiona y escribir me hace sentir genial. Haría eso mil veces antes que estar con mis amigas o familia o actual trabajo. Y por eso, me apunto a empleos fuera, para ver si algo cambia. Quizás no esté muy relacionado con tu historia, pero mientras tanto sueño y sueño yo sola, a la vez que me frustro con la comida. No sé cuándo aprenderé ni si lo haré. Sólo dejo que la vida pase. Si alguien me lee sólo con eso, me alegraría el día.
Hola Edurne!!!
Desde luego que querer escapar es normal y nos pasa a todas alguna vez.
Más que normal, es que nos lo montamos tan mal en la vida que en algún momento sentimos ese deseo de dejarlo todo atrás y huir, correr lejos.
Pero como te contaba en mi historia, ahí no suele estar la solución.
Yo quería ser bailarina, sabes? Siempre salía frustradísima de los castings. También lo intenté cantando, pero a la única persona que le gusta cómo lo hago es a mi padre.
Al final, mis miedos y la vida me fueron llevando por otra camino y acabé siendo profe de baile (algo que no pensé jamás que me gustaría. Ser profe de baile me parecía de bailarinas fracasadas). Cuál fue mi sorpresa cuando al poco tiempo me vi tan enamorada de mi trabajo que trabajar era lo mejor que me pasaba en la vida.
Los sueños están ahí para algo, hay que intentar conseguirlos, pero la felicidad es una actitud que no te la va a dar ningún trabajo. Me atrevería a decir que, si no sabes ser feliz sin más, aunque consigas tus sueños llegará un momento en que volverás a sentirte igual.
Olvídate del resultado y disfruta del camino. Haz lo que te gusta. Conoce gente interesante en los castings. Ve allí a pasártelo bien y a aprender todo lo que puedas.
Y los días de bajón, pues quédate quieta o baila con más ganas, pero no te machaques. Ámate y lo demás te va a importar un pimiento 😉
Un súper abrazo
Felicidades Tania.
Todo lo que cuentas es estupendo si eres joven, no jna vieja acabada y que espera la muerte porque su vida es una p.. mierda y fracasada como es mi caso (42 años).
He decidido resignarme. No hay ayuda para mi.
Gracias por tu post.
Buenos días!
Tu comentario me ha dejado bastante asustada…Además, no me atrevo a decirte mucho porque desconozco los detalles de tu vida que te han hecho llegar a sentirte así, pero sí que me gustaría contarte un poco más de mi historia.
Desde luego que con 42 años eres joven, muy joven. Yo ahora tengo 34, así que no nos llevamos tanto. Podría decirse incluso que somos de la misma generación.
Dices que eres una fracasada que se ha resignado a seguir llevando la mierda de vida que lleva. Precisamente yo hablo mucho de aceptación, pero la resignación es otra cosa. La aceptación te lleva a entender mejor tu situación y, desde ahí, establecer los cambios que quieres o no. Aceptar lo que pasa no es resignarse, porque resignarse solo te lleva a aumentar la frustración.
No me gusta esto de «mal de muchos consuelo de tontos», pero me atrevería a afirmar que seguro que conoces a mucha gente que está en una situación peor que la tuya y la lleva de otra manera.
Hablando como hablas, podría ser que estuvieses pasando por una pequeña depresión, y para ello es imprescindible que te pongas en manos de profesionales (el tipo de terapia que puede ayudarte depende de aquello en lo que tú creas, da igual si es coaching, terapia sistémica, flores de Bach o danzas tribales a la luz de la luna en medio de la selva. No existe la terapia perfecta ni un remedio universal para todo el mundo).
No quiero contarte los sucesos más dramáticos de mi vida, pero también los he tenido, todas los tenemos. Ahora mismo va a hacer 1 año y medio que no tengo ingresos, que dejé toda mi vida atrás para cumplir un sueño y tengo que tener la cabeza muy en su sitio para no venirme abajo cuando las cosas no salen como quiero.
Pasé una enfermedad que destruyó mi autoestima, mi familia era un completo desastre hasta hace muy poco, estuvimos al borde de la ruina, mi marido me dejó en una ciudad donde lo único que tenía era a él…y así podría estar un rato contándote historias.
Sin embargo, aprendí que estas cosas forman parte de mi camino y decidí aprender de ellas. Aunque cuando estás en el pozo es muy complicado ver la luz al final del túnel.
¡Claro que hay ayuda para ti! Pero tienes que creer en ello. Tienes que creer que hay más posibilidades a parte de la resignación.
No se trata de juventud para nada. Eso es una excusa más para dejarte atrapar por el victimismo y no tomar las riendas. Estás cogiendo el camino fácil y perdóname si al no conocer más detalles me estoy metiendo donde no me llaman, pero te siento muy hundida y a veces lo que necesitamos en momentos como este es una buena colleja seguida de un abrazo.
Así que te mando una colleja virtual junto a un abrazo largo, de alma a alma.
Todas sufrimos, te lo garantizo, todas tenemos sucesos dramáticos que nos gustaría no haber vivido. todas nos sentimos fracasadas y perdidas en algún momento de nuestras vidas.
No te machaques pensando que tú eres peor que las demás.
Quizá lo que ha pasado es que este artículo te ha llegado en un momento muy de bajón y te ha removido por dentro.
Pero no busques excusas para quedarte ahí, busca excusas que te impulsen a seguir hacia delante.
Hay mucha gente como Cintia o yo, dispuestas a tenderte una mano. No dudes en pedir ayuda por favor.
Muchísima fuerza, ánimo y todo mi amor.
Un grandísimo abrazo y gracias por haberte atrevido a ser tan sincera.
Excelente lectura, me he sentido identificado con varios aspectos.
Gracias por compartir tu experiencia
Recibe un fuerte abrazo desde Durango Mexico.
Me alegro mucho Carlos! Esperamos poder seguir inspirándote mucho.
Un abrazo enorme!
Cintia
Hola Tania, me he sentido muy identificada con tu historia…. y la verdad que ahora creo que quiero huir por mis propios problemas pero no estoy del todo segura.. Mi historia es que estuve un año sabático haciendo de au pair en Inglaterra para mejorar mi inglés. Allí conocí a mi ex pareja y pasé un tiempo genial…. después de un año en Inglaterra me fui a Alemania a cursar un máster pero lo tuve que dejar porque no era lo que esperaba. La cosa es que al volver a Barcelona (mi ciudad natal) entre en depresión y dejé a mi pareja porque no me sentí apoyada (de la cual bastante gente me ha dicho que era maltrato psicológico) y ahora continuo en este estado de depresión y no quiero hacer nada más que irme a Inglaterra otra vez. Aunque está vez creo que se trataría dd una huida pero no veo las cosas claras…. A veces pienso que necesitaré darme de frente con los problemas para entender q es una huida. Porque por dentro de mi pienso q si voy volveré a ser feliz como fui cuando estuve allí… pienso que la depresión la tengo por no estar allí… pienso que si me voy allí la depresión desaparecerá. Creo que estoy muy sobreprotegida por mi familia. Pero tampoco sé si irme será bueno… tengo un gran lío en la cabeza…. tampoco entiendo porque quiero irme si mi familia y amigos son buenos conmigo.
Hola Cristina,
¿Qué tal estás?
Soy María Lodoso, asistente virtual de Cintia Castelló;
Primero de todo Cintia te pide disculpas por no haberte contestado en su momento; Cintia ha estado durante bastante tiempo focalizada en la creación del nuevo proyecto de su marca personal «Cintia Castelló» y en el lanzamiento de su libro «Sí a la verdad»; por todo ello no ha podido responder a vuestros comentarios.
Es muy normal sentirse perdida y no saber que decisión tomar en algunos momentos de nuestras vida; afortunadamente las respuestas van llegando poco a poco; si te apetece compartir con nosotras como te encuentras en estos momentos, estaremos encantadas de escucharte!
Aprovecho también este mail para comentarte que la nueva web de Cintia estará lista muy pronto! el 14 de enero; así que nos encantaría que te pasaras y le echaras un vistazo! http://www.cintiacastello.com
Gracias por escribirnos y esperamos que estés pasando unas fantásticas fiestas y que el 2019 traiga todos tus sueños!
Un abrazo enorme!
María Lodoso
Asistente Virtual de Cintia Castelló
Soy una criaja todavía pero no quita que este en una situación doliente como el de cualquier persona. El dolor puede llegar a ser tan intenso… Como querer viajar lejos ( huir de la realidad). Parte de la situación que has vivido, se parece a la mía. Mi primera pareja se acaba de esfumar, perdí a casi todas los amistades y la familia ahí va. En fin. Es doloroso, pero tienes toda la razón del mundo en que huir , no te va a sanar las heridas. Mas bien tu mismo y el tiempo. Gracias por este post, me siento identificada y algo mas animada
Hola Cristina,
¿Cómo te encuentras? un placer saludarte!
Soy María Lodoso, asistente virtual de Cintia Castelló;
Primero de todo Cintia te pide disculpas por no haberte contestado en su momento; Cintia ha estado durante bastante tiempo focalizada en la creación del nuevo proyecto de su marca personal «Cintia Castelló» y en el lanzamiento de su libro «Sí a la verdad»; por todo ello no ha podido responder a vuestros comentarios.
Me alegro mucho que el post de Tania haya resonado en ti; es muy positivo descubrir que nunca estás sola y compartir las experiencias para descubrir nuevas maneras de afrontarlas; si te apetece compartir por aquí como te encuentras en esos momentos, será un placer escucharte!
Aprovecho también este mail para comentarte que la nueva web de Cintia estará lista muy pronto! el 14 de enero; así que nos encantaría que te pasaras y le echaras un vistazo! http://www.cintiacastello.com
Gracias por escribirnos y esperamos que estés pasando unas fantásticas fiestas y que el 2019 traiga todos tus sueños!
Un abrazo enorme!
María Lodoso
Asistente Virtual de Cintia Castelló
Querida Tania:
Muchas gracias por compartir tu experiencia, me ha hecho reflexionar mucho. Hace un año me tomé un tiempo sabático para viajar, experimentar y conocer mundo… Partía de una situación de profunda infelicidad e insatisfacción, y la verdad es que al principio mi viaje pareció resolver todos mis problemas mágicamente. Ya no me sentía sola ni vacía por dentro, estaba plenamente inmersa en la acción y la aventura. Fueron 5 meses por Europa maravillosos en los que por primera vez me sentí viva y conectada con el mundo.
Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo y se acercaba el momento de regresar, sentía que estaba huyendo en una carrera hacia adelante. Presentía que, en el fondo, mis verdaderos fantasmas me acompañaban como un río subterráneo, que mis temores y anhelos más profundos me asaltaban en cada nueva ciudad. Al igual que tú, padezco de un trastorno de alimentación, y paradójicamente acabé cargando con una báscula en mi maleta. Finalmente, regresé profundamente angustiada, entre lágrimas, diciendo adiós a aquella vida que ahora me parece un espejismo; volvía a mi vieja jaula, gris, solitaria y polvorienta.
Así que me encerré en mí misma, con la única obsesión de ahorrar rápido y marcharme muy lejos, a ser posible para siempre. Yo también pretendía asentarme en el Reino Unido, para luego emprender mi camino hacia países más lejanos, en una continua búsqueda de emoción y aventura. Pero ahora que ha llegado el momento de partir, me siento completamente paralizada, bloqueada, impotente… Lo cierto es que dudo de todo, y no puedo dejar de preguntarme si como el título de este post, acaso no estaré tratando de escapar de mi vida nuevamente… lo que me recuerda esta célebre cita de Séneca:
“¿Quieres saber por qué esa huida no te reconforta? Huyes contigo mismo”.
Muchas gracias y un gran abrazo.
Hola Andrea,
¿Qué tal estás? un placer saludarte!
Soy María Lodoso, asistente virtual de Cintia Castelló;
Primero de todo Cintia te pide disculpas por no haberte contestado en su momento; Cintia ha estado durante bastante tiempo focalizada en la creación del nuevo proyecto de su marca personal “Cintia Castelló” y en el lanzamiento de su libro “Sí a la verdad”; por todo ello no ha podido responder a vuestros comentarios.
Espero que a través de los post de Cintia o cualquier otra ayuda que hayas encontrado a lo largo de este tiempo, hayas descubierto la fuerza dentro de ti que te haya ayudado a tomar esa decisión.
Aprovecho también este mail para comentarte que la nueva web de Cintia estará lista muy pronto! el 14 de enero; así que nos encantaría que te pasaras y le echaras un vistazo! http://www.cintiacastello.com
Desearte mucho amor y que el 2019 traiga todos tus sueños!
Un abrazo enorme!
María
Buenas!
Leí la publicación junto con todos los comentarios.
Realmente creo que me encuentro en uno de esos momentos en que la ansiedad e incertidumbre toman grandes horas de mi día a día.
Realice un viaje pero fue por una oferta laboral, la cual llegado los 6 meses de contrato abordo de un crucero, decidí renunciar. No me gusto desde un comienzo, pero quise terminarla para no sentir culpa de haber dejado lo que había dejado aquí en Argentina. Al fin y al cabo lo que deje se que no lo extraño ni quiero volver a hacer, por lo cual se que obtuve un gran aprendizaje y e visto lugares realmente maravillosos a pesar de que solo fueron algunas horas en cada puerto.
Mi problema es que al volver, siento que tengo dos Nortes para seguir.
Quiero realizar un un proyecto que implicaría tiempo y sacrificio aquí, para luego darme una estabilidad laboral en algo que me gusta y en la mejor de las condiciones un buen pasar, adivinando sobre el futuro.
Por otro lado, no quiero dejar de conocer lugares y paisajes del mundo que siento están ahí para ser vistos, me llaman y hasta sueño con tener mi lugar cercano al contacto con la naturaleza, llámese playa o cualquier lugar lejos del famoso caos de «capital» .
Siento que ninguno de los dos caminos esta equivocado, tanto sea quedarme y dedicarme en pleno a ese proyecto sin importar lo que sacrifique para lograrlo.
Como la otra opción de recorrer los países haciendo base afuera de «casa».
Mi mayor miedo siempre fue el tiempo, irme sin saber si voy a volver. Irme y volver y tener que empezar nuevamente desde 0.
Quedarme y sentir que debo irme hasta que una responsabilidad de fuerza mayor (llámese ser padre) me termine alejando de esa posibilidad para siempre.
Espero obtener una respuesta no sobre lo que debo hacer, porque las decisiones son siempre de uno. Pero quisiera saber si alguna de ustedes estuvo en este lugar de incertidumbre, que podría hacer para orientar mas mi brújula o solo tener una opinión de alguien al que ya estimo luego de haber leído lo que leí.
Muchas gracias
Nicolas
Hola Nicolas,
¿Qué tal estás? un placer saludarte!
Soy María Lodoso, asistente virtual de Cintia Castelló;
Primero de todo Cintia te pide disculpas por no haberte contestado en su momento; Cintia ha estado durante bastante tiempo focalizada en la creación del nuevo proyecto de su marca personal “Cintia Castelló” y en el lanzamiento de su libro “Sí a la verdad”; por todo ello no ha podido responder a vuestros comentarios.
Muchísimas gracias por compartir tu experiencia;la incertidumbre es algo que nos acompaña durante toda nuestra vida y que nos asusta, nos hace sentirnos incómodos pues no sabemos que va a pasar y no tenemos el control….darte tu tiempo y sobre todo tener una actitud de apertura hacia lo que vendrá independientemente de la decisión que hemos tomado te ayudará a sentirte más cómodo ante la incertidumbre.
Aprovecho también este mail para comentarte que la nueva web de Cintia estará lista muy pronto! el 14 de enero; así que nos encantaría que te pasaras y le echaras un vistazo! http://www.cintiacastello.com
Desearte mucho amor y que el 2019 traiga todos tus sueños!
Un abrazo enorme!
María
Hola, chicas.
Veréis, yo estoy en una situación parecida. Últimamente solo tengo ganas de huir, de estar sola, viajar lejos con mi música y soledad. En mi mente todo parece idílico, pero sé que terminaría rompiéndome, porque lo que necesito es todo lo contrario, un acompañante, un abrazo.
Siempre he sido una persona solitaria, me gusta ir mucho a mi rollo y no tengo ningún problema en estar sola, es más, creo que es algo necesario a veces. Pero esta misma soledad me tortura, acompañada de una baja autoestima y a veces hasta ansiedad. Siento que las cosas no me salen bien, le doy miles de vueltas a todo. Y realmente deseo escapar, pero luego pienso «¿Dónde?», «¿Cuándo?», «¿Y luego?», me planteo si realmente estaré bien, y la respuesta es que no.
Soy una persona que se frustra muchísimo, hasta por tonterías, pero siento que las paredes de mi casa cada vez se hacen más estrechas, sin dejarme respirar. Todo esto está siendo tratado por una psicóloga, pero me siento perdida.
¿Qué puedo hacer?
Muchas gracias.
Querida Laura,
¿Qué tal estás? un placer saludarte!
Soy María Lodoso, asistente virtual de Cintia Castelló;
Primero de todo Cintia te pide disculpas por no haberte contestado en su momento; Cintia ha estado durante bastante tiempo focalizada en la creación del nuevo proyecto de su marca personal “Cintia Castelló” y en el lanzamiento de su libro “Sí a la verdad”; por todo ello no ha podido responder a vuestros comentarios.
Siempre hay situaciones de incertidumbre y de miedo a lo largo de nuestras vidas; espero que poco a poco hayas encontrado esa claridad y fuerza dentro de ti que te permita dejar de huir y empezar a estar mas a gusto contigo misma.
Aprovecho también este mail para comentarte que la nueva web de Cintia estará lista muy pronto! el 14 de enero; así que nos encantaría que te pasaras y le echaras un vistazo! http://www.cintiacastello.com
Desearte mucho amor y que el 2019 traiga todos tus sueños!
Un abrazo enorme!
María
Hola Tania!
Encontré esta página googleando «como saber si estoy huyendo» así que imagínate…
Estoy intentado encontrarme a mi misma, tengo todo lo que se supone que se debe tener para ser feliz pero siento un vacío inexplicable que me lleva a pensar siempre en mudarme a Australia (país en el que viví hace 4 años durante 9 meses).
Te cuento, hace unos meses he tomado consciencia de que he ido con piloto automático muchos años, llenando con comida lo que me faltaba por otro lado, posiblemente por una enfermedad muy dura con 16 años y porque desde entonces he sido la «fuerte» de la familia y la «que puede con todo» y esto me ha llevado a tener un grado de exigencia conmigo misma muy alto (mensajes autodestructivos en cuanto al físico) y que ahora lo proyecto en mi trabajo (soy abogada, autónoma).
En Australia estuve con mi pareja y fue la mejor experiencia de nuestras vidas. Nos encantó el país, la calidad de vida, la experiencia en si, el poder trabajar, vivir y ahorrar con trabajos no cualificados, en fin, todo, y prometimos volver porque nos enamoramos del país.
Así que la duda es grande, una experiencia pasada que me enamoró, un país que conozco y, por tanto, «se a lo que voy» y por otra parte, un trabajo que me gusta en España, que he sacado adelante yo sola pero en el que me mata la responsabilidad que supone, la exigencia y el estrés no de «ganarte tu sueldo» sino de GENERAR tu propio sueldo y ello a pesar de que el año y medio que llevo por mi cuenta, he podido vivir de mi trabajo. Así que intentaré que el tiempo me conteste si ese anhelo es una huida o no lo es….
Hola Anna,
¿Qué tal estás? un placer saludarte!
Soy María Lodoso, asistente virtual de Cintia Castelló;
Primero de todo Cintia te pide disculpas por no haberte contestado en su momento; Cintia ha estado durante bastante tiempo focalizada en la creación del nuevo proyecto de su marca personal “Cintia Castelló” y en el lanzamiento de su libro “Sí a la verdad”; por todo ello no ha podido responder a vuestros comentarios.
Son decisiones complicadas y difíciles; siempre hay pros y contras, siempre hay incertidumbre ante lo que nos depara el futuro y miedo a saber si tomamos la decisión correcta; al final, tomes la decisión que tomes, será la correcta, pues eres tú quien la tomaste y te hiciste cargo y responsable de tu vida.
Aprovecho también este mail para comentarte que la nueva web de Cintia estará lista muy pronto! el 14 de enero; así que nos encantaría que te pasaras y le echaras un vistazo! http://www.cintiacastello.com
Desearte mucho amor y que el 2019 traiga todos tus sueños!
Un abrazo enorme!
María
En realidad esto de enfrentar todos tus problemas antes de animarte a cruzar el charco es lo mejor, o al menos eso pensé yo:
Resolví en teoría todos mis asuntos, empece mi proceso para cerrar ciclo y cuando estaba preparada para viajar lo hice, y ahora estoy del otro lado del mundo pero mis crisis y dudas se vinieron conmigo, estan aquí, van de compras y duermen conmigo.
Me supongo eso también es parte del proceso, no es nada fácil.
Dicen que para sanar hay que soltar pero a veces las heridas no te sueltan a vos y entonces toca retroceder la cinta y comenzar de cero.
Me agradó leer tu experiencia, me conecté mucho con vos y tu vivencia. Continuaré leyéndote.
Un abrazo
Hola Geyling,
¿Cómo te encuentras? un placer saludarte!
Soy María Lodoso, asistente virtual de Cintia Castelló;
Primero de todo Cintia te pide disculpas por no haberte contestado en su momento; Cintia ha estado durante bastante tiempo focalizada en la creación del nuevo proyecto de su marca personal «Cintia Castelló» y en el lanzamiento de su libro «Sí a la verdad»; por todo ello no ha podido responder a vuestros comentarios.
Muchas gracias por compartir tu experiencia; cómo dice Tania en su post los problemas son lecciones que están ahí para enseñarnos algo; no es un proceso fácil y requiere tiempo y trabajo interior; y cómo tú bien dices, es parte del proceso.
Aprovecho también este mail para comentarte que la nueva web de Cintia estará lista muy pronto! el 14 de enero; así que nos encantaría que te pasaras y le echaras un vistazo! http://www.cintiacastello.com
Gracias por escribirnos y desearte mucho amor para el 2019!
Un abrazo enorme!
María