¡Seguimos hablando de mindfullness!
En el primer post de ésta trilogía te conté como fue mi llegada a Nilambe, cuáles fueron mis primeras impresiones, aprendizajes y reflexiones.
Pero aún tengo mucho más que compartir contigo, por eso lo he dividido en tres partes.
En el post de hoy te cuento como fueron esos momentos sublimes en el día a día en el centro, aplicando el mindfullness a actividades de la vida cotidiana: comer, caminar, mirar a tu alrededor o ir al baño.
Espero que te sirva para hacerte una vaga idea de como el mindfullness puede transformar por completo tu vida si lo aplicas a cada pequeño momento, ¡en cada pequeña cosa que hagas!
Entendiendo el funcionamiento de la mente
Aparte de estar más despierto en todos esos sentidos que nos brinda la experiencia de nuevos sabores, nuevos olores, nuevas sensaciones… la práctica del mindfullness es una herramienta básica para comprender el funcionamiento de nuestra mente y de nuestros pensamientos.
Sin ser plenamente conscientes de ello, nuestras vidas están gobernadas por nuestra mente, una mente desbocada y agitada, llena de pensamientos (muchos de ellos negativos), proyecciones, expectativas, deseos, juicios, miedos y muchos otros tipos de actividad mental que nos causan mucho sufrimiento, estrés y otras emociones negativas.
Somos víctimas de nuestra mente y el mindfullnes, la experiencia del aquí y el ahora, nos ofrece la oportunidad de recuperar el control de ella, precisamente para enseñarnos la mayor lección de vida que jamás podríamos recibir: dominando tu mente, creas tu vida y tu realidad.
Esto es algo que yo pude vivir en mi propia piel en el centro de meditación, pues para mí aquellos fueron unos días de no-mente.
Sentí literalmente como apagué la mente (como cuando apagas la tele) y lo único que había era PRESENCIA. SILENCIO. ESCUCHA ACTIVA. CONEXIÓN CON MI SER.
El porqué es tan importante vivir en el momento presente y bajar en nivel de revoluciones de la mente, lo entenderás perfectamente a continuación… 😉
Experimentando el mindfullness cambiamos nuestro presente
(Fragmento de mi diario de viaje)
La vida en el centro consiste básicamente en practicar el mindfullness (la atención plena) durante todo el día en todo lo que se hace, en la medida de lo posible, claro.
Con práctica, te vas volviendo más consciente de todo lo que haces, ¡que no es lo habitual!
Aun así, no es nada fácil. Incluso teniendo todo el tiempo del mundo, todo el silencio y toda la paz, me doy cuenta qué fácil es que la mente se distraiga. A la mínima que te despistas, ya está engarzada con cualquier tipo de pensamiento.
El problema es cuando ésos pensamientos no son positivos, y no nos llevan a ningún cambio positivo.
Habitualmente hacemos las cosas mecánicamente, sin la conciencia de que las estamos haciendo… por eso damos portazos, se nos sale el agua del vaso, nos ensuciamos cuando comemos, pisamos a otro sin querer, dejamos el grifo abierto, hablamos demasiado alto, caminamos y parecemos un elefante en una cacharrería (como decía mi abuela…), etc…. ¡Y por eso hacemos veinte cosas al mismo tiempo!
La conciencia hace que pongamos atención a lo que hacemos, lo que decimos y lo que sentimos.
La conciencia viene con la presencia, y la presencia se consigue gracias a la lentitud, al “awarness”, a la atención plena.
… Mindfullness con la comida…
Para mí, una de las mayores experiencias que he tenido aquí ha sido en relación con la comida.
Comer conscientemente ha sido como volver a nacer en cada cucharada o cada sorbo.
Llevar toda la atención a los sabores, a la boca, la lengua, al paladar, a cada mordisco, cada movimiento de mi mano para llevar la comida a mi boca… ha sido algo casi mágico.
Aún tengo grabados a fuego en mi memoria algunos de los recuerdos sensoriales que he tenido comiendo.
Por ejemplo, recuerdo el primer día que desayunamos ese excelente desayuno a base de prorridge, dátiles, cacauetes y plátano.
¡Puedo asegurar que ese desayuno y muchos otros que han llegado después han sido los mejores de mi vida!
Recuerdo la mezcla del sabor más bien insípido del prorridge, con esa textura a papilla de bebé con el dulce de los dátiles… Recuerdo ese sabor a tostado de los cacauetes mezclándose en mi boca con el resto de alimentos… Recuerdo esos dátiles, tiernos, carnosos, deliciosos…
También recuerdo el sabor de la papaya, dulce y tierna… el sabor de la piña… dulce con un punto de acidez… el arroz en su perfecto punto de cocción mezclándose con las patatas y la salsa de coco… la mezcla del sabor de la calabaza con el toque a canela y cardamomo…
Para mi jugar a “buscar” sabores y especias era casi como un juego… básicamente porque en mi país no acostumbramos a cocinar con especias y me encanta saborearlas…
Cada cucharada que me metía en la boca intentaba detectar nuevos sabores y encontrar el sabor de las especias… cardamomo, mostaza, curry, canela, chili, pimienta…
Mi experiencia con el té fue otra de las grandes experiencias que he tenido. Había días que disfrutaba tanto con cada sorbo de té, mientras me lo bebía en silencio contemplando ese bello paisaje, sintiendo el sol tocando mi cara, mientras oía el agua del estanque caer y el canto de los pájaros… que eso hacía que se convirtiera en un gran momento de presencia para mí. ¡Que más podía pedir! ¡Me sentía tan viva!
Disfrutando tanto con los sabores, y sintiendo tanto placer por algo tan simple como la comida empecé a preguntarme cómo era posible que yo pudiera estar disfrutando de eso, qué había sido necesario que pasara antes para que yo pudiera estar disfrutando de esa comida en ése instante…
A menudo no valoramos todos los procesos y “cosas” que han tenido que suceder para que nosotros podamos hacer uso de ellos… que ha tenido que pasar para que salga agua caliente del grifo, para que llegue éste autobús a éste lugar remoto, para que yo pueda encender el interruptor y llegue luz… cosas así.
Empecé a preguntarme…
- ¿Cuántas horas de sol habrán sido necesarias para que ésta papaya haya crecido y esté dulce y preparada para comerse?
- ¿Cuánta lluvia y cuánta agua habrá necesitado esta palmera para que pueda producir tan deliciosas piñas?
- ¿Quién se habrá subido al árbol a coger éstos cocos y éstos dátiles?
- ¿Quién habrá elaborado éstos rotis o pankakes? ¿Cuánto tiempo habrá necesitado? ¿De qué campos de trigo habrá salido la harina?
- ¿Qué cocinero habrá cocinado con tanto amor este desayuno… tostando los cacauetes, haciendo el prorridge con tanto amor?
- ¿Quién habrá cogido éstas hojas de té? ¿Cuántas horas de trabajo habrá tenido que hacer ese “teaplaker” (recolector de té) para que yo esté disfrutando de éste momento ahora?
- ¿Quién habrá traído ésta comida hasta aquí arriba?
- ¿Quién habrá tenido que ir al mercado a comprar y dedicar una parte de su tiempo para que yo pueda comerlo ahora?
Viviendo lentamente te das cuenta del valor real de las cosas. Las cosas no aparecen ahí como un milagro, aunque la vida sea realmente un milago…
… Mindfullness durante las actividades de trabajo…
Durante el primer retiro en el que estuve los trabajos que realizaba a la hora de la “working meditation” eran básicamente en el jardín.
Barría, cogía hojas, quitaba piedras grandes que nos pudieran molestar en los pies al caminar descalzos por la arena, regaba las plantas… etc.
Trabajar en el jardín tiene algo muy mágico y especial: estás en contacto con la Tierra.
Para mí meditar barriendo era algo especial porque el simbolismo de barrer puede ser como el de “limpiar”, “quitar energía antigua o estancada”.
Así pues, mi conciencia o meditación al barrer era la de restaurar la energía del jardín, del planeta, de mi… es algo muy holístico y metafórico.
Pero donde realmente he disfrutado de verdad de éstas horas de trabajo fue en mi regreso a Nilambe ahora en abril.
Vi que muchos de los cojines amarillos de la oficina y que usamos para sentarnos en los escalones o en los bancos de fuera estaban rotos o descosidos. Pensé que haría falta a algunos de ellos darles unas puntadas y coser las roturas.
Pedí hilo y aguja y empecé a dedicarme a coser cojines. ¡Disfruté muchísimo de esos momentos!
Acostumbraba a hacerlo sentada en el jardín, rodeada de plantas y me sentía como si hubiera hecho un retorno al pasado. De repente me veía con mi abuela, me venían recuerdos de cuando yo era pequeña y ella me enseñaba a coser.
Lo de coser en la actualidad es algo que lo tengo muy descuidado y que más bien diría que no me gusta, porque las cosas que tengo que coser son emergencias de última hora… lo típico, te das cuenta que se ha caído un botón justo antes de ir a una cena, el pantalón está descosido y te tienes que ir a trabajar… cosas así.
Para mí coser siempre ha sido algo que tenía que hacer inevitablemente, pero no por placer, por gusto. Así que dedicarme a hacer ésta “buena labor” con presencia me ha aportado muchos agradables y gratos momentos.
Haciendo velas
Otra de las actividades, y la que más ha significado para mí, ha sido la de hacer velas en el centro de meditación, la cuál es mi tarea actual de todas las mañanas.
Al no tener luz el centro, es necesario hacer velas y siempre hay un encargado/a que se encarga de hacerlas.
Antes de mí estaba otra chica alemana, y al irse ella del centro y me preguntó si quería ser yo la responsable y pasarme el “testigo” y me alegré mucho de poder tener el honor de “traer luz a Nilambe”. Le dije que sí… ¡por supuesto!
Disfruto mucho haciendo velas cada día “mindfully”, es decir, con atención plena.
La hora u hora y pico que estaba en aquel cuartucho cortando parafina, fundiéndola en el fuego, engrasando el molde, colocando el hilo, rellenando el molde con la parafina fundida, abriendo el molde al día siguiente para ver cómo habían quedado las velas… como yo digo ¡es como ir a abrir un huevo kínder y ver qué sorpresa me encuentro dentro!
Una de las cosas que más me gusta es elegir el color de las velas que voy a hacer ése día, pues para mí los colores tienen mucha simbología.
Rosa amor… Dorado sabiduría… Verde sanación… Lila purificación… Naranja creatividad… Azul protección… Así pues, ésta actividad además de ser una meditación es pura devoción para mí, es un rato que paso completamente absorta en la actividad de “traer luz” y me aporta mucha energía y realización personal!
… Caminando descalza…
Muchos ratos, o la mayor parte del tiempo aquí lo paso caminando descalza.
Para mí ha sido otro gran descubrimiento pues me ha conectado mucho con la Tierra.
Ahora en abril llueve más y hay más sanguijuelas y eso impide que podamos caminar igual de descalzos, ¡a no ser que queramos correr el riesgo de que nos vayan chupando la sangre en todo momento! Poca broma… la experiencia de las sanguijuelas es otro tema “clave” si quieres venir a Nilambe y es época de lluvias…
Pero por lo general, el caminar descalza ha sido otra de las grandes sensaciones que he podido vivir aquí.
Me llevo gravados en mi corazón el recuerdo de esas meditaciones caminando descalza en el jardín, ese ir y venir a la cocina, a la sala de meditación y por casa con mis pies desnudos, abiertos a la vida… he bailado mucho yo sola… ¡si, si! ¡Mis pies bailaban solos!
He reconectado con ellos… y veía que esa preciosa parte de nuestro cuerpo ahí abajo del todo, es la puerta de conexión con la Tierra, y la que me permite desplazarme y recorrer el mundo… ¡gracias pies!
… Mindfullness observando con la naturaleza…
Otro de los elementos con los que he podido experimentar el mindfullness es con la naturaleza, ese bello tesoro que nos rodea y nos crea, que nos da la vida y tan a menudo ni lo valoramos, ni lo contemplamos, ni tan siquiera le damos las gracias por los frutos que nos da y las experiencias tan bonitas que nos regala…
Además de sentir la plena conciencia comiendo, caminando o trabajando, empecé a sentir la plena consciencia relacionándome también con la naturaleza, con todos esos animales y fenómenos naturales que sucedían a mi alrededor y nunca me había detenido a mirarlos y contemplarlos como ahora.
Por supuesto que ya había sentido ésta sensación muchas veces anteriormente en mi vida, pero aquí, en ésta etapa particular de mi vida en la que estoy centrada en el aquí y el ahora, empecé a mirar la naturaleza con otra mirada más “despierta”, empecé a sentir la naturaleza en mi piel de otra manera (porque yo soy otra…), empecé a hablar con la naturaleza, amar la naturaleza, valorar la naturaleza… ¡a devolverle el amor y el agradecimiento por tantas cosas que ella me regala diariamente!
Empecé a descubrir cómo se mueven algunos animales, como vuelan, como se transforman… empecé a escuchar los sonidos del agua, de los grillos, de las ranas… empecé a mirar con más detenimiento la puesta de sol, los colores que aparecían, la niebla que se formaba a veces, las formas de las nubes…
Descubrí que a las mariposas les gusta volar juntas en grupos de cinco, de diez, a veces incluso más…
Empecé a ver mariposas por todos lados y jugaba con ellas… miraba a algún lugar dejando la mirada fija y empezaba a contar cuántas mariposas se cruzaban por delante de mi vista… me sentía, ¡(y me siento) niña de nuevo!
Me di cuenta que en el pequeño estanque que hay en el centro hay muchos tipos de animales dentro, entre ellos ranas… y descubrí que había un renacuajo que se estaba convirtiendo en rana y tenía medio cuerpo de renacuajo y medio de rana… ¡fue muy divertido!
Me di cuenta que por el cielo pasaban muchas águilas… que había muchos tipos diferentes de réptiles de diferentes tamaños y colores…
Empecé a observar los movimientos de los monos siempre que se acercaban al centro en busca de comida… cómo se mueven en grupos, cómo se quitan los piojos los unos a los otros, cómo nos miraban con detenimiento al acecho a ver que podían “robarnos” con su mirada traviesa…
Empecé a mirar con detenimiento los largos caminos que hacían las hormigas, unas detrás de otras… sin chocarse pero siguiendo una trayectoria…
Me di cuenta que en febrero el sol le ponía en un lugar concreto de la montaña, y cuando volví ahora en abril se pone un poco más a la derecha…en otro lugar de la montaña…
Me he hecho íntima amiga de la gata del centro, y se pasa días y días y horas y horas conmigo mientras yo leo, escribo o medito.
Le encanta sentarse en mi falda y lo que más me gusta es que cuando abro la puerta del balcón bien pronto por la mañana, sobre las 5 am o así ella ya está allí para darme los buenos días… ¡qué cosa tan linda por favor!
He percibido el milagro de la vida en la naturaleza. Cuán generosa es y cuántas cosas imprescindibles para vivir nos aporta: agua, luz, alimentos, sonidos, sensaciones, protección, nuestros amigos los animales…
Cada día le doy los buenos días al nuevo día, y a la niebla… y cada noche le doy las buenas noches, al día que se va, y a la luna…
Hoy siento que la naturaleza y yo hemos empezado una nueva relación, una nueva amistad, una nueva forma de comunicarnos… ¡un nuevo camino juntas!
¿Por qué deberías empezar a practicar mindullness tú?
Buffffff ¡por mil motivos!
- Para saborear la vida a cada momento, a cada bocanada de aire.
- Para vivir más plenamente.
- Para que no se te escape ni un instante de vida.
- Para no ser una extraña en tu propio cuerpo.
- Para no perderte en los laberintos de tu mente y no poder salir de ahí, como si fuera una encrucijada.
- Para vivir la realidad tal cual es, sin montarte películas.
- Para disfrutar de una mejor salud física, mental y emocional.
- Para ir más a poco a poco por la vida.
- Para aprender a digerir mejor tus emociones.
- Para dar valor a todo lo que tienes (¡y podrías NO tener!)
¿Sigoooooooooo? 😉
Sin más, un fuerte abrazo…
Mil gracias por tu tiempo, tu interés y tu lectura activa.
Te deseo un gran día lleno de presencia,
Cintia
Ahora dime tú…
¿Intentas vivir tu vida con más presencia y lentitud?
¿Eres consciente de todo lo que haces, dices y piensas durante el día?
¿Qué obstáculos te encuentras para ir más a poco a poco?
Tu relato me ha llevado a esos lugares, he hecho velas, he caminado descalza, he comido ese espectacular desayuno…. he barrido esas hojas contigo… me he transportado…. a ese lugar… y quiero ir….
Una vez más encantada de leerte… y la verdad que debemos aprender a ser conscientes de lo que hacemos, las causas de esos hechos, los sabores… eso es vivir!
Un beso preciosa 🙂
Hola Ninett!! Que bueno que te hayas paseado conmigo por aquellos lugares!
Me alegro mucho que el relato te haya inspirado, y sin duda alguna si algún día tuvieras la oportunidad de vivir algo así, no la dejes escapar. Vivir más conscientes es un gran reto para todos nosotros, pero algo apasionante porque el resultado bien merece la pena.
Un abrazo enorme linda, y gracias por estar ahí!!
Te deseo un gran día.
Cintia
Todo esto del mindfulness esta muy bien, pero creo que en la vida estresante de una gran ciudad es muy difícil de llevar a cabo. Sí, podemos guardarnos un rato para meditar y relajarnos, pero esa atención plena en todo lo que hacemos con los miles de estímulos que tenemos, lo veo muy complicado.
Y yo prefiero decir meditación o contemplación, esto del mindfulness es otro concepto para vender más, que aquí nos pirría todo lo que huele a anglosajón xDD.
Me gustaría en un futuro probar uno de esos retiros de meditación, tiene que ser una buena experiencia, seguramente no Sri Lanka, como tú, pero si que me gustaría estar en un ambiente tan tranquilo, yo que soy puro nervio.
Un saludo Cintia 🙂
¡Hola Claudio!
Muchas gracias por tu comentario! Precisamente la meditación es para dejar de vivir con estrés, porque no se trata solo de «relajarse» o de «parar la mente un rato» sino de un cambio de vida, patrones de pensamiento y lograr una mayor sabiduría y discernimiento para TRANSFORMAR TU VIDA. El «no tengo tiempo para meditar», es lo que dice todo el mundo cuando está dentro del sistema, trabajando miles de horas, viviendo para el fin de semana… porque efectivamente, no hay tiempo para otras cosas. Y si no hay tiempo para otras cosas, significa que no hay tiempo tampoco para crecimiento personal y para cultivar una vida más pausada, más sabia y más CONSCIENTE.
Si hay algo que me gustaría que entendieras es que tu opinión sobre la meditación está muy vinculada a tu nivel de consciencia. Una vez dejas «tu zona de confort», te lanzas a hacer cambios verdaderos en tu vida y te comprometes con tu crecimiento personal y espiritual, te das cuenta que eso de «no tener tiempo para meditar» son simples excusas que nos damos a nosotros mismos para no hacerlo. ¿Por qué? Pues simplemente porque nuestras prioridades son otras.
Tu eliges si en el tiempo libre que tienes prefieres meditar o salir con tus amigos, meditar o ir a tomarte una cervecita, meditar o sentarte a ver una peli, meditar o conectarte al Facebook. Elegimos en todo momento, y de nuestras elecciones dependen nuestros actos y toda nuestra vida.
Meditar nos lleva a elevar la consciencia, al crecimiento personal, a vivir con más sabiduría. No meditar… todo lo contrario… nos lleva a una vida de sufrimiento, estrés, cansancio y sentir que la vida es «mucha carga». Una vez entras en este mundo, te das cuenta, que meditar es tu mejor aliado, y bien merece la pena dedicarle más tiempo y constancia, antes que distraerte con muchas otras cosas que no te aportan tanto en tu crecimiento personal.
Sin duda alguna, te recomiendo encarecidamente que asistas a uno de esos retiros, y entenderás a qué me refiero. Cuando la meditación entra en tu vida, te darás cuenta que harás de ella una prioridad. No será algo de lo cual tendrás que restar tiempo para hacer otras cosas, porque te apetecerá meditar… porque encontrarás sus beneficios, porque verás que tu vida mejora cuanto más la practicas.
Muchos ánimos, mucho coraje para seguir adelante con tu proceso de crecimiento interior y ojalá puedas vivir en tu propia piel los beneficios de los cuáles hablo.
Un fuerte abrazo!!
Cintia
Hola Cintia
Permíteme una observación:
¡¡Me gusta tu nombre!! No lo había oído antes. Al oído suena fresco. A verde, a nombre de planta. Consultando he visto da denominación a un género de cactus, con una sola especie que habita las montañas de Bolivia.
Si aún no lo sabias, es un nombre femenino de origen griego que significa:
AQUELLA QUE ESTA LIGADA A DIOS.
En esta época de calores tórridos, lo normal es terminar de aderezar el guiso de lo que será nuestras vacaciones anuales, vigilado de cerca durante todo el año. Estas, han ido creciendo en el tiempo constituyéndose en un mes completo, un mes sagrado que me sirve de alimento nutriéndome emocionalmente para tirar el resto del año. Me transmiten ilusión y ganas de vivir ayudándome a levantarme de la cama.
Cuando salimos de casa buscando nuevos territorios (María y yo) llevo años diciendo a otros viajeros con los que topo, con la boca chica, que mi viaje dura un mes, en respuesta a sus preguntas. Un mes repleto de aventuras y vivencias del que me siento privilegiado de poder disfrutar. Persiguiendo desde hace años la idea de por qué no hacer por más tiempo eso que tanto nos llena, viajar. Viajar al menos por un año, como hacen tantas personas que conoces en el camino. Y Cintia´s Love in Action se cruza en mi vida con su propuesta “del año sabático” y muchas cosas más que reconfortan y reafirman mi “Way of life”
Cuando en estos días de calor con la mente en el viaje aparentemente ya definido, aparece de repente en mi mente una nueva propuesta de viaje:
Viajar a Sry Lanka para profundizar en la meditación.
Buscando en Google satisfacer esta nueva necesidad creada de forma repentina y sin ser consciente del por qué, se me brinda la oportunidad de conocerte a ti a través de tu completo blog. ¡¡Cuanta sabiduría regalada sin pedir nada a cambio!! Cuanto de grande es tu actitud educativa brindándote a los demás desinteresadamente. Medito sobre ello al leerte.
Junto a la sorpresa de saber de ti, se me da a conocer un lugar, NILAMBE. Un sentido texto escrito que releo representa mi primer contacto con él, haciéndome valorar este espacio como el lugar donde poder seguir estirando lo que ocurre cuando cierro los ojos y me pierdo en las profundidades de ese otro mundo en el que me abandono a diario, en busca de mi medicina sanante de mente y cuerpo.
Una vida repleta de sufrimientos a los que no sabía poner nombre, llenaban de miedos y tensión mi cuerpo buscando mi destrucción sin que yo fuera consciente:
Los dientes caían, la espalda se quebraba, aparecían hernias y lesiones continuas de músculos y tendones.
La búsqueda insistente y continuada de salida del estado de hundimiento emocional en el que me encontraba, fue dando sus frutos. En la senda de mi vida fueron apareciendo personas que aliviaron el peso de la mochila que arrastraba, haciéndome comprender no existían pastillas milagrosas para mí mal.
Este duro aprendizaje me forjó en valorar los valores.
Más tarde el universo me regalo el yoga, la meditación y conocer la existencia del PADRE CELESTIAL, en este orden. Ahora EL está en todos los poros de mi ser. Sin EL la vida es como un barco que navega a la deriva. EL me agarro con fuerza sacándome del barro en el que me encontraba sumergido sin que yo se lo pidiera, proporcionándome la posibilidad de vislumbrar al fondo del camino un horizonte con un punto intenso de luz que me anima a seguir caminando hacia allí. Algo parecido a la luz a la que uno se dirige en la obscuridad de la noche cuando se ve perdido en medio del campo.
Esta transformación surgida de la práctica diaria se va asentando sutilmente en tu ser sin que te des cuenta, afianzándose con firmeza. Ha hecho surgir en mi valores personales desconocidos, agazapados hasta ahora. También me volví más participe y respetuoso de lo que ya era de mi entorno, del jardín y la naturaleza a la que tanto he amado desde siempre.
Sería largo y es conocido por todos las virtudes que otorgan la práctica de estas técnicas.
Solo quiero poner mi granito de arena:
Han surgido como setas los centros dedicados a estas enseñanzas. He sido agraciado de haberlas recibido de un enseñante que me inculco repetidamente que no era peor alumno por no llegar doblándome hasta abajo ”La esencia del yoga estaba en SENTIR ”. Su aprendizaje se sustentaba en la observación, en el encuentro, en la búsqueda de tu ser interno, de tu yo, de lo que eres, siendo facilitado este fin con la consciencia en la RESPIRACIÓN.
La “llave” estaba allí, en SENTIR LA RESPIRACIÓN.
En SENTIR tu cuerpo.
Sin más flores, poesía ni tapujos que envuelvan la esencia.
Cuando uno comienza a meditar adquiere un billete de transporte para un viaje.
Traspasas el umbral de un gran portón que da paso a un largo pasillo donde se van sucediendo puertas y estancias sin que se vislumbre él fin.
Soy afortunado por ser bendecido por el don de la meditación, al alcance de todo aquel que tenga la constancia de dedicarle su tiempo, sin más secreto que la repetición del trabajo diario hecho con actitud. El resultado es sólido y está asegurado. Solo se precisa de constancia al principio hasta empezar a recoger los beneficios, para después integrarse en tu vida con naturalidad.
En estos momentos me siento como si estuviera en el portal de la calle de una bonita casa iluminada que celebra una fiesta. Estoy fuera sabiendo todo lo bueno que me espera ahí dentro. Tengo la necesidad de seguir avanzando hacia el interior.
Sry Lanka, el centro de meditación de Nillambe y tú, con tu blog, habéis irrumpido en mi camino súbitamente.
Mis planes son para noviembre- diciembre pasar un mes de transformación en este lugar,
para después, con el empujón dado por ti, continuar viajando durante… no se precisar tiempo.
Incluso, quien sabe, encontrar un nuevo lugar de residencia donde abandonar definitivamente todas las cargas materiales que aún arrastro.
Por eso te pido me facilites contactos y cualquier información que creas me puede facilitar llegar hasta allí y la estancia. Es mi primera vez.
Gracias muchas.
Me despido como tú lo haces (me encanta):
Deseándote todo lo mejor ahora y siempre.
Javier.
Querido Javier!
Mil gracias por tu bello, sentido y profundo mensaje, sin duda alguna me ha llegado al corazón. Leerte ha sido como un báslamo para mí, y una vez más, mensajero que me recuerda que mi blog sirve, llega a las personas e inspira. Sólo por esto, siento una fuerza enorme de seguir escribiendo.
Muchas gracias por compartir con todos nosotros tu camino de crecimiento interior, admirable, sin duda alguna. No sabes cuanto me alegro que la meditación también haya entrado en tu vida. Tienes reflexiones muy sabias e inspiradoras!
Sin duda alguna, meditar nos lleva a vivir una vida mucho más sabia y consciente, alejándonos del ruido que corre ahí fuera y recordándonos nuestra verdadera naturaleza divina y espiritual.
Que mi post te haya inspirado para ir a Nilambe…. wowwwwwwwwww!!! No sabes cuanto me alegra! Sin duda alguna es una sabia decisión. Sé con toda certeza que tu estancia en Nilambe te nutrirá el alma, el cuerpo y el espíritu. Sé que no te dejará indiferente, porque nadie que pasa por allí se va con las manos vacías. Así que me alegro que yo y mi blog hayamos irrumpido tan súbitamente en tu vida como para tomar tal decisión!!!
Sri Lanka es un país alucinante. Si no has estado, estoy segura que te encantará. Y como te entiendo con eso que dices de que siempre tenías el deseo de viajar por un año al menos, y no conformarte solo con 1 mes de vacaciones!! Precisamente para eso nació mi blog, para dar coraje, alas y vida a almas como la tuya que tienen mucho que expresar y compartir con el mundo pero se sienten «pequeñitos» y «constreñidos» en una vida rutinaria en sociedad que no ayuda a las almas a expanderse.
Hemos venido a VIVIR (en mayúsculas!!!), a expandirnos, a BRILLAR!! No sólo a sobrevivir como hacemos todos durante muchos años (y algunos, durante toda su vida…). Cuando abres los ojos y te das cuenta de que LA VIDA ES ESO QUE TU QUIERES QUE SEA, PORQUE TU TIENES LA LIBERTAD DE ELEGIR COMO QUIERES VIVIRLA, toda tu vida se transforma y sientes unas ganas enormes de vivir al 100%, COMO MERECES!!!
Mi consejo es que vayas, y sobre la marcha decidas… ya sabes que la mejor actitud para viajar es ir abierto a todo. Deja que la vida te susurre al oído, ella te guiará…
Respecto a la ayuda que me pides sobre contacto con el centro de meditación, como llegar hasta allí, etc. lo encontrarás en este post (el primero de la trilogía de Nilambe). A raíz de tu petición, pensé que también podría ser de utilidad para otras personas saber como llegar hasta allí, así que he ampliado el post.
Lo encontrarás aquí:
https://www.cintiasloveinaction.com/mindfullness-centro-de-meditacion-sri-lanka-parte-1/
Espero que te sea de utilidad!!!
Cuando vayas, estaría genial que nos vuelvas a escribir y nos cuentes tu experiencia!
Sin más, un fuerte abrazo… feliz vida y feliz camino!!!
De todo corazón,
Cintia
Hola Cintia
Aún sin recibirme Nilambe ya me transmitió una nueva práctica que leí en el relato de alguien que estuvo allí:
No quedarme con la fachada externa, si no buscar la belleza en el corazón de las personas.
La he puesto en uso abriéndose en mí nuevos canales. Es muy recomendable.
Un tipo de belleza intemporal y cultivable, acrecentándose con las labores y los años.
Por eso tu Cintia con tu labor, estarás cada día más hermosa.
Gracias por dedicarnos tu tiempo, sabiduría y esfuerzo.
Javier
¡Gracias una vez más a ti, Javier, por saber apreciarla!
Disfruta al máximo de esa belleza intemporal. ¡Bienvenido a la magia de VIVIR!
Un abrazo con todo mi cariño,
Cintia
No tengo palabras.
Solo gracias.
Gracias, gracias, gracias.
¡Mil gracias a tí Sefora!
Por tu tiempo… por tu cariño… por tu atención… por apreciar lo que escribo… por tu sensibilidad <3
Te mando un abrazo en la distancia!!
Hola Cintia 🙂 … apenas te comentaba por facebook aquello de que yo no era como muy fan de la meditación, pero me gusta leerte y como cuentas cada experiencia asi que esta no podía saltarla. Me imagine mientras leia en ese momento de tu desayuno y después a la hora del té.. debo confesar que para mi la comida es un placer y he encontrado un gusto por el té bastante constante. Y es verdad el disfrutar ese preciso momento del ahora, aunque creo que el cambiar de tu espacio vital es lo que te permite darte cuenta de ello, yo por ejemplo inicie mi ruta de viaje desde hace 6 meses y a veces damos por sentado ciertas cosas o rutinas, esta es la primera vez que dije después de estar en una comunidad y disfrutar por primera vez de una comida vegetariana cada dia, fue riquisima tire mi pensamiento errado de no gustarme esta idea diferente de comer, al igual que disfrutar una ducha al aire libre y un baño seco, aunque después di gracias de un baño mas estándar jajaja… en fin… esta siendo muy grato leer tu experiencia, le he dicho a mi pareja que un dia tenemos que pasar por ahí.
¡Hola Paulina!
Gracias por leer y comentar, es un placer tenerte por aquí 🙂
Nos cuentas que ya llevas 6 meses de viaje, ¡wow! felicidades por haberte concedido esas maravillas que seguro tan bien le están sentando a tu cuerpo y a tu alma (tomar una ducha al aire libre, comer rica comida vegetariana, probar nuevas rutinas…)
Sobre lo de meditar, es normal oponer un poco de resistencia al principio, piensa que la mente lleva tooooda la vida parloteando, y cuando le dices que se calme te dice «¿¿qué?? ¡ni loca!», pero si sigues practicando con paciencia y disfrutando de cada minuto que pasas contigo mismo en silencio, empezarás a comprobar la cantidad de beneficios que tiene. Te animamos altamente a que le des otra oportunidad 🙂
Un fuerte abrazo bonita!!! Y a seguir disfrutando de esa ruta.
Maggie
Backup de Cintia´s Love in Action